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2 de febrero 2023 | 20:00

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DENTRO DEL CICLO

Los fugaces párpados

Marta Horno, 2022.

Documental sobre la obra de Jorge Gay.
España. 36 min.
Sinopsis

La vida es muchas cosas, demasiadas. Alguna de ellas puede ser de color, acogedora, digna de ser vivida y disfrutada.

Los fugaces párpados que fue una exposición y también un libro de poemas, se hace ahora película, un trayecto, una quimera visual; retazos de la vida de un pintor que fijaba el mundo en su mirada para poder decirlo con el corazón …

Los fugaces párpados son esa vida digna de ser vivida y bien amada pero también, y sobre todo, es el fruto del ánimo y del entusiasmo de un grupo de personas que quisieron hacerlo crecer como aventura.

CÓMO NACE LA QUIMERA VISUAL DE LOS FUGACES PARPADOS

La película Los fugaces párpados nace para hacer crecer lo que, en su momento, fueron una exposición y un libro de poemas que tuvieron el mismo título; y para que quedase memoria de ello en otro formato, con otro recorrido. Algo que creciese por caminos nuevos, mezclando conceptos y sensaciones que provocaran reflexiones y emociones nuevas.

Coincidió en el tiempo que a esa necesidad que sentí se sumaron otras voluntades que, de alguna manera y por otras derivas, se proponían hacer algo similar: Marta Horno, la directora de cine, quería filmar la exposición y tenerla como archivo y biblioteca para futuros proyectos. El mundo, la vida, nos puso en el mismo camino. Así es el Arte.

El Arte es muchas cosas, pero cuando se expresa, cuando se dice a sí mismo, es sólo una. El Arte es uno y todas las artes beben de la misma fuente que invadió los tiempos. Todas las artes, cuando crecen, lo hacen en paralelo y, sin embargo, tienen la virtud de entrecruzarse. y en este encuentro caminan juntas la pintura, la danza, la música, la escultura, el cine, el teatro…

Eso ha ocurrido en Los fugaces párpados. La vida hizo que diferentes maneras de construir el arte se unieran: música, cine, pintura, poesía … y lo hacían con el propósito de crear algo nuevo; un proyecto que sumara voluntades, una voluntad nueva para interpretar el mundo.

Los fugaces párpados es esa suma, un compendio, una quimera visual, retazos de la vida de un pintor que fijaba el mundo en su mirada para poder decirlo con el corazón.

No hay en Los fugaces párpados una línea cronológica definida. Asoman en ella un barrio de una ciudad, el perfil de un pueblo del Bajo Aragón, la Zaragoza opaca de los años 50 y 60 del pasado siglo. Asoman porque la infancia es el lugar de los hallazgos perdurables, un sitio donde poder volver, la única patria que nos queda. Pero también asoma la necesidad del viaje: la luz de la Roma eterna, la Venecia vulnerable o el París ambiguo.

Todo junto, todo sumado, todo dicho a la vez: porque somos lo que hemos visto, somos del paisaje donde se educaron los ojos del corazón. Esa es la única cronología verdadera que palpita en esta película: la construcción de un lugar donde quepan la bondad y lo fantástico, donde todo quede dibujado tras el margen difuso de la realidad. Y también un lugar que invite a la belleza. La belleza que enseña, que convoca a la memoria y nos despierta. La belleza como algo insustituible para hacer vibrar el corazón y nos procure otra interpretación del mundo.

Así, sumando voluntades, fueron creciendo Los fugaces párpados hasta hacerse realidad; navegando en la música que hizo Joaquín Pardinilla para poder traspasar el jardín del sueño.

Pero Los fugaces párpados es también, y sobre todo, una defensa casi numantina de la pintura. La pintura como gesto remoto, como el que tuvieron los de Altamira, Lascaux o Chauvet. La pintura como mirada ancestral ante la realidad. La que siempre buscó detener el tiempo e intenta encontrar la materia primigenia. El oficio de pintar como algo que toca y que palpa, que invita a sumergir el pincel en la materia del mismo modo que el hombre de ayer entreabrió la tierra con sus manos para reconocer el origen. Jorge Gay

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Los fugaces párpados

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