Duel in the Sun / Duelo al sol

Una joven mestiza, es enviada a vivir a Texas, al rancho del estricto senador McCandless. La joven llama la atención de los hijos del senador: el siempre educado y cortés Jesse y el impetuoso e impulsivo Lewton. Pronto los dos hermanos rivalizan por el amor de la atractiva muchacha. 

Pocas películas dejan en el recuerdo del espectador una huella semejante a la de Duelo al sol (Duel in the sun, de King Vidor, 1947). Melodrama exacerbado, de rojizas tonalidades, donde las pasiones se entrecruzan y colisionan de forma continua, debe mucho al imaginario que sobre el cine tenía su productor, David O. Selznick, siempre ávido de reflejar sobre la pantalla un mundo crispado y apasionado, de primitivos trazos psicológicos, con los personajes caminando por el borde de un precipicio sinuoso que no deja resquicio a los tiempos muertos, a las transiciones ni digresiones narrativas, procurando dar al material narrativo, muy próximo al folletín, una colorista y carnal sensualidad, dejando que el amor, odio y violencia broten de forma continua, sin apenas dilaciones narrativas, de acuerdo con el guión reescrito por el propio Selznick, que había comprado los derechos de la novela a su autor, Niven Busch. (…)

Pese a discutirse en Duelo al sol la paternidad de King Vidor, arguyendo que cantidad de directores, desde Josef von Sternberg a William Dieterle, pasando por William Cameron Menzies, Otto Brower, Chester Franklin, incluyendo al propio Selznick, trabajaron sobre determinadas secuencias del film, queda claro que la película tiene el trazo estilizado y vigoroso del Vidor de los mejores melodramas, consiguiendo un equilibrio de intenciones que muy de tarde en tarde podemos encontrar en determinadas obras de los grandes estudios, aunando intereses contrapuestos, enfrentados y antagónicos, tenazmente engarzados por la obstinación suicida de su productor y la habilidad del realizador, bañado todo por una inusual utilización de la luz y el color, que da a la leyenda oral del tumultuoso amor de la mestiza Perla Chávez (Jennifer Jones) y el truhán Lewt McCanles (Gregory Peck), un fatalismo congénito, hasta erigirse el destino en el sino de los miembros de la família McCanles. (…)

Estructurada sobre una serie de secuencias que nunca abandonan su componente sexual, Duelo al sol se beneficia del encomiable trabajo de síntesis de Vidor a la hora de otorgar a cada plano un enfermizo cromatismo, abandonando cualquier tipo de tentación realista en beneficio de la pesadilla o el onirismo malsano, donde vivos colores, a modo de brochazos sobre la pantalla, se dan la mano con premeditados contraluces, que proyectan las figuras humanas a modo de siluetas fantasmales, por momentos visiones del personal infierno de algunos personajes. Así, cada plano contiene en su interior un tratamiento específico del color, luz y vestuario, una intencionalidad por mostrar la lenta desmembración de la familia McCanles, por subrayar enfrentamiento entre Lewt y su hermano Jessie (Joseph Cotten), representantes de dos concepciones antitéticas de la vida y el orden.

Obra capital para comprender la posterior evolución del western, Duelo al sol nos sigue recordando la modernidad de algunos clásicos.

Carlos Balagué en Dirigido por nº 313 (Junio 2002)